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Luz de León

Las preocupaciones del 2018

La directora de contenidos de #EXF18 habla de las preocupaciones del 2018

Luz de León

Las preocupaciones del 2018

La directora de contenidos de #EXF18 habla de las preocupaciones del 2018

Una vez leídas todas las predicciones de consultoras, freelancers, gurús y clientes del UX para este 2018, a falta de una bola de cristal, he decidido no participar en la quiniela adivinatoria.

Desde nuestro evento, este año hemos preferido preparar una lista diferente: la de las preocupaciones y oportunidades del 2018.

Preocupaciones por los lugares donde aún el diseño no esta creando las experiencias que los usuarios demandan y los debates que no se están produciendo, por el futuro de “lo nuestro”. Oportunidades de este loco sector donde el ritmo que marcan las tecnologías es más vertiginoso que nunca, quizá para nosotros los “senior” porque las nuevas generaciones lo siguen sin problemas y nos exigen estar a la altura de forma continua.

Preocupaciones para el 2018.

Preocupación número 1: el GDPR y la personalización de la experiencia.

La tecnología ha avanzado desde la acumulación tipo Diógenes de la información del usuario (el auge del big data) hacia la utilización inteligente de dicha información (personalización basada en perfiles).

Pero si como usuario debemos agradecer la aparición del nuevo reglamento general de protección de datos o RGPD (GDPR en inglés), como diseñadores de experiencia no nos va a gustar tanto.

Esta nueva regulación limita el uso y almacenamiento de los datos y el acceso a los mismos, además de reforzar el consentimiento (¿estabas harto de mensajes de aviso de cookies? toma dos tazas!).

El reglamento viene a relevar a la antigua ley de protección de datos (LOPD) que tenía, digamos, una cintura demasiado ancha. Y con carácter europeo, abre una nueva barrera legal de obligado cumplimiento no sólo en caso de infracción sino como previsión, por ello ha introducido el concepto “privacidad por diseño”, espinoso, ¿verdad?.

Llevamos dos años diseñando personalización asumiendo que los sistemas podían aprender del uso por parte de los usuarios, hemos soñado con predecir y anticiparnos en base a los datos… pero ¿como afectará el GDPR a estas estrategias? ¿cómo nos afecta como diseñadores?.

Más nos vale empezar a meterle mano: http://rgpd.es/

Preocupación número 2: responsabilidad en el foco de nuestros debates.

El diseño de experiencias como la vida está lleno de gurús, de haters, de gente que está haciendo cosas interesantes, de postureo, de cambios silenciosos y de movimientos sísmicos.

Este año hemos visto como ha escalado la gran cruzada contra el Post-it ®, pobre papelito amarillo algo pegajoso que ha sido denostado en redes como si esto – usar post it o no – fuera realmente relevante. ¿Lo es? ¿en serio? creo que como diseñadores tenemos que estar en otras batallas y, a veces, perdemos el foco en ciertas discusiones.

¿Está el UX – y nosotros como diseñadores – haciendo cosas relevantes por las personas? Se habla poco de mis clases llenas de mujeres y, curiosamente, los eventos llenos de hombres en el escenario – y desde aquí entonamos el mea culpa, no es fácil -. La paridad laboral en un sector como el nuestro es una lucha aún casi inabordada, la obsolescencia del diseñador, las condiciones precarias para emprender que se dan en este país, la lucha diaria de los freelancer y las mini empresas, la manipulación de la información y como afectará a la construcción de un juicio crítico en las siguientes generaciones ¿seguimos?… señores, esto es experiencia y estos son debates que tenemos que abrir.

En UX se discute de todo y con todos. Pero creo que debemos empezar a poner un poco el foco.

Grandes discusiones podemos encontrarlas de la mano de César Astudillo en su blog de medium https://medium.com/@cesarastudillo y en su cuenta de Twitter, donde sus grandes hilos nos permiten perdonarle que también haya tenido su momento de Post-it ® Hater ;-).

Preocupación número 3: atención a los targets extremos.

Nos pasamos la vida hablando de la usabilidad, de los patrones de interacción, de la curva de aprendizaje y un montón de temas importantes que al final se convierten en bullshit argumentativo de venta. La realidad es que tenemos entre las manos un sector maravilloso en el que (sí) existe la democracia absoluta de la oportunidad: el sector tecnológico abre las puertas al desempeño profesional y personal de gente que por sus capacidades diferentes o momentos personales han pasado a ser invisibles e inempleables. ¿Estamos seguros que no hay enhueco para ellos en este mundo digital?.

El autismo, un trastorno que hace compleja la integración en ciertos entornos laborales, puede resultar un plus para el desempeño de ciertas tareas en proyectos tecnológicos. Algunas asociaciones ya se han dado cuenta: el curso de software testing para personas con autismo y Asperger de la fundación ADAPTA o la compañía Specialisterne, que cambia las vidas de personas con dichos trastornos, contratándolos por sus  grandes habilidades… hacen hincapié en esas capacidades diferentes como son la atención al detalle, la concentración extrema en tareas mecánicas y la tolerancia cero a los errores ¿hay mejor descripción de un tester de QA?.

¿Cómo se sale adelante cuando vives en la calle? Andrew Funk, en su caso, ha decidido utilizar la gran potencia de amplificación de internet y sus redes sociales para conseguir, desde Homeless entrepreneur, una segunda oportunidad a las personas sin recursos. Su cruzada por ayudarles a recuperar la dignidad empieza por darles visibilidad para que los siguientes pasos – un sitio digno para vivir y un trabajo – sean posibles.

Y estos son sólo dos ejemplos, nos preocupa pensar cuántos targets siguen aún olvidados y cómo podemos, desde el diseño, crear nuevas vías que mejoren de verdad la vida de las personas. Una buena tarea para este 2018.

Preocupación número 4:  robot, first.

La nueva profecía agorera en ciernes no es que los robots aniquilarán a la raza humana, sino si esos mismos robots nos dejarán sin trabajo.

El informe The future of Employment del 2013 vaticinaba que en el 2033 perderían su trabajo casi el 100% de los televendedores y agentes de seguro, alrededor del 95% de los cajeros, chefs y guías de viajes organizados y sobre el 85% de los panaderos, conductores de autobús y obreros de la construcción… ¡por culpa de los robots!.

Excepto en el caso de los chefs, que es un punto del informe que me hace aguas, estoy de acuerdo. El trabajo de baja cualificación tiene un futuro complicado, los coches auto conducidos, las tiendas automatizadas, la comoditización de productos en sectores como la banca, la telefonía, los seguros o la energía así como la autogestión por parte de los usuarios de sus propios servicios son cambios que marcarán la obsolescencia de muchas profesiones.

Más allá de los robots, los sistemas expertos ya nos lo van a poner muy crudo: muchas de las profesiones relacionadas con la medicina estarán en peligro. Recordemos la entrevista a Carlos Mascias  con motivo de su ponencia el año pasado en EXF: “un ordenador puede diagnosticar al día 100 veces más radiografías que el mejor de mis radiólogos”.

O el periodismo, ya que crear noticias de forma automatizada es algo que está a la orden del día (http://www.eldiario.es/hojaderouter/noticias/periodismo-robot-algoritmo-LA_Times_0_275772864.html).

Sin embargo, no todo es negativo. Podemos deducir que el futuro de las profesiones vuelve a estar en las áreas de humanidades, la educación, y todas aquellas en que la creatividad sea un factor clave: la ingeniería, el diseño (subidón!) de todo tipo, las artes en todas sus facetas, la escritura y las relacionadas con las personas y mantenernos cuerdos en estos tiempos inciertos, como la psicología.

Por tanto ¿es el robot una amenaza apocalíptica para el trabajo o sencillamente, nos obligará a empezar a plantear nuestra carrera profesional de otras maneras? Supongo que los colegios tendrán que empezar a apostar por el refuerzo de la creatividad, la capacidad de imaginar, idear, emprender así como descubrir y hacer destacar el talento propio de cada uno en su area específica de cualificación.

Os aconsejo esta lectura que, aunque ya tiene unos añitos, es muy valiosa: Inteligencia artificial, el trabajo humano en peligro.

Preocupación número 5: obsolescencia profesional en el diseño

Y ahora que nos hemos enterado que los robots no nos van a quitar el trabajo y que tenemos una de las profesiones del futuro… ¿cuál es la otra preocupación? “hasta cuándo”.

“¿Hasta cuándo?” es la pregunta que se hacen los diseñadores desde hace mucho tiempo, sabiendo por propia experiencia que la creatividad en términos absolutos decae con los años, que la dedicación que requiere esta profesión (investigar, leer, estar al día, ser fresco, innovar) es difícil de mantener cuando quieres una vida propia, que no siempre es una ventaja esta necesidad de estar constantemente actualizados…

Por si fuera poco, hay una avalancha de jóvenes profesionales con mucha más energía que los que tenemos veinte años de profesión a nuestras espaldas, menos responsabilidades – lo cual deja muchas horas nocturnas disponibles para crear – y con una facilidad innata para manejar cada nueva herramienta que aparece en el mercado.

Para terminar de complicar el panorama, las empresas a menudo consideran que dos de veinte cunden mas que uno de cuarenta y cuestan bastante menos… esa falta de reconocimiento se hace patente cuando encontramos el cargo “head of XX “ o “XX senior” en una tarjeta cuyo orgulloso propietario nació en los noventayalgo. Cuando tengo salas llenas de diseñadores tradicionales intentando digitalizarse, esta situación es comentada muy a menudo con bastante desánimo.

Sin embargo, tal y como digo a mis futuros alumnos cuando vienen a charlar conmigo antes de los cursos, hay ciertas facetas del diseño donde la edad es un rango: en la gestión de los procesos de diseño, el trabajo conjunto con el cliente, la empatía para entender las diferentes situaciones en los entornos humanos, para separar el dato de la paja, la creación y aplicación de nuevas metodologías, la anticipación a los problemas y, por supuesto, la motivación que podemos dar como seniors a todo ese nuevo talento, ayudando en su formación y nutriendo a este sector de nuevas cabezas pensantes.

Descubre otras muchas preocupaciones y participa en el  debate.

Este año te recomendamos no perderte Experience Fighters, una nueva edición de nuestro evento internacional en el que podremos debatir, escuchar, aprender y compartir lo que está pasando en este sector nuestro.

¿Tienes otra preocupaciones que quieras destacar? El debate está abierto en EXF en LinkdIn.

Y, en la próxima entrega: oportunidades para el 2018.

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